Septiembre fue el mes mexicano por el Día de la Independencia y octubre es el mes alemán en mi escuela. La razón: la fiesta alemana más conocida en el extranjero es el “Oktoberfest”. Por eso el mural tiene los colores de la bandera alemana y el 15 de octubre hubo una mañanita alemana.
También hubo una fiesta alemana el 3 de octubre (el día de la unidad de Alemania) de mi organización AFS. Llegaron todos los voluntarios de mi comité, nuestras familias, unas compañeras de Katja y nuestro profesor de español. En esta fiesta había Kartoffelsalat (ensalada de papas), Schnitzel (milanesa), Kartoffelpuffer (algo con papas), Knödel (algo con papas) y pastel muy rico: Schwarzwälderkirschtorte (con cerezas y chocolate). También hicimos una presentación sobre la comida, la música y las costumbres alemanas y una comparación de las diferencias entre los dos países. Fue una fiesta muy buena.
Para la fiesta en mi escuela la maestra Lulú y yo planeamos muy bien el evento y decidimos preparar rollitos de carne (Rouladen), papas fritas (Bratkartoffeln), pasta (Nudeln), arroz con leche (Milchreis) y pastel de manzanas (Apfelkuchen). La bebida fue Apfelschorle que es una mezcla de jugo de manzana con agua mineral y el color se parece mucho a la bebida más famosa de Alemania: la cerveza. Los niños no tienen el vestuario típico de Alemania (Dirndl y Lederhosen) por eso tuvieron que vestirse con los colores de la bandera alemana. Yo tampoco tengo un Dirndl, pero afurtunamente una maestra me prestó una camistea amarilla y mi hermana una bufanda roja.
La fiesta empezó con el himno nacional de Alemania y la comida. También escuchamos muchas canciones alemanas. Yo estuve muy féliz que nadie pudiera entender alemán porque las letras de algunas canciones son muy feas. Katja y yo hicimos un taller de baile y los estudiantes de Katja hicieron un cuento: Hänsel y Gretel. También presentaron fotos de la comida típica, de la bandera y de los vestuarios típicos. Al fin Katja y yo hicimos nuestras presentaciones. Fue un poco díficil y pienso que muchos de los niños no entendieron mucho, pero para los papás fue muy interesante. Para mí fue muy buena cuando, después de mi presentación, la abuela de uno de mis niños me dio las gracias por mi ayudo y por la presentación de mi cultura. Yo le respondí que yo también estaba muy féliz y agradecida por estar aquí. Y tener la posibilidad de presntarlo mi país y mis costumbres.
En la escuela de Katja hicimos la presentación juntas y eso fue muy diferente porque sus muchachos pudieron entender mucho más. Fue muy chistoso, por ejemplo; Katja dijo: “Los alemanes no beben cerveza todo el día”, y un chico le contestó: “Pero todo la noche.”; y después yo les dije: “Los camiones son diferentes, hay estaciones para los camiones y hay mucho menos tráfico”, y un chico agregó: “Y no hay topes.”
Fue un día buenísimo y a mí me gustó mucho que todo fuera una mezcla de ambas culturas. Por ejemplo, las recetas de la comida fueron alemanas, pero a la mexicana.
También hize pastel de manzana con dos maestras que quedó muy rico y esta semana aprendí como hacer pan de muertos.
Para la fiesta en mi escuela la maestra Lulú y yo planeamos muy bien el evento y decidimos preparar rollitos de carne (Rouladen), papas fritas (Bratkartoffeln), pasta (Nudeln), arroz con leche (Milchreis) y pastel de manzanas (Apfelkuchen). La bebida fue Apfelschorle que es una mezcla de jugo de manzana con agua mineral y el color se parece mucho a la bebida más famosa de Alemania: la cerveza. Los niños no tienen el vestuario típico de Alemania (Dirndl y Lederhosen) por eso tuvieron que vestirse con los colores de la bandera alemana. Yo tampoco tengo un Dirndl, pero afurtunamente una maestra me prestó una camistea amarilla y mi hermana una bufanda roja.
La fiesta empezó con el himno nacional de Alemania y la comida. También escuchamos muchas canciones alemanas. Yo estuve muy féliz que nadie pudiera entender alemán porque las letras de algunas canciones son muy feas. Katja y yo hicimos un taller de baile y los estudiantes de Katja hicieron un cuento: Hänsel y Gretel. También presentaron fotos de la comida típica, de la bandera y de los vestuarios típicos. Al fin Katja y yo hicimos nuestras presentaciones. Fue un poco díficil y pienso que muchos de los niños no entendieron mucho, pero para los papás fue muy interesante. Para mí fue muy buena cuando, después de mi presentación, la abuela de uno de mis niños me dio las gracias por mi ayudo y por la presentación de mi cultura. Yo le respondí que yo también estaba muy féliz y agradecida por estar aquí. Y tener la posibilidad de presntarlo mi país y mis costumbres.
En la escuela de Katja hicimos la presentación juntas y eso fue muy diferente porque sus muchachos pudieron entender mucho más. Fue muy chistoso, por ejemplo; Katja dijo: “Los alemanes no beben cerveza todo el día”, y un chico le contestó: “Pero todo la noche.”; y después yo les dije: “Los camiones son diferentes, hay estaciones para los camiones y hay mucho menos tráfico”, y un chico agregó: “Y no hay topes.”
Fue un día buenísimo y a mí me gustó mucho que todo fuera una mezcla de ambas culturas. Por ejemplo, las recetas de la comida fueron alemanas, pero a la mexicana.
También hize pastel de manzana con dos maestras que quedó muy rico y esta semana aprendí como hacer pan de muertos.